viaje conurbano
territorio en fuga
Atravesada por diversas formas de ocupación, la identidad del territorio del Gran Buenos Aires, atado a la herencia del conflicto de la tierra desde los orígenes de la construcción del Estado Nacional, proyecta en la población nociones de pertenencia que van mutando aceleradamente junto con las transformaciones sociales y económicas del país. Las huellas de la "Conquista del desierto", en la cual a fines del siglo XIX, el Ejercito Argentino, a las órdenes del militar Julio Argentino Roca, enfrentó a los pueblos existentes, con el objetivo de exterminar a los habitantes originarios de la zona y ejercer el dominio sobre los territorios de la región, da comienzo a un permanente conflicto sobre los modos de legitimación de las propiedad de la tierra.
La formación del conurbano de la Provincia de Buenos Aires, el cinturón urbano que rodea a la Capital Federal, dependió en gran medida de la migración de poblaciones de trabajadores que acompañaron el desarrollo industrial y el tendido del ferrocarril durante la primera mitad del siglo XX. Desde entonces el paisaje fue cambiando junto al contexto histórico que el país atravesó. El 25 porciento de la población argentina se encuentra dentro del “Gran Buenos Aires”, ocupado por un promedio de 2700 habitantes por km2. Las transformaciones urbanas recientes superponen el antiguo patrón centro periferia, dando forma a otros espacios donde los lugares son ocupados por diferentes grupos sociales que se encuentran próximos pero separados por grandes muros y tecnologías de seguridad. Esta elaboración simbólica del espacio, transforma el aislamiento y la vigilancia en símbolos de status. Las iniciativas individuales y colectivas de supervivencia ejercen sobre el paisaje urbano un cambio acelerado y constante sobre su geografía donde las diferencias sociales determinan la resignificación de su espacio, el cerco perimetral de fisonomías casi medievales pretende invisibilizar el conflicto social reduciéndolo a no ver ni ser visto, distinguiendo a los habitantes entre los que pertenecen al interior, y el resto que queda separado físicamente al otro lado del muro.